"Olvidémonos de nuestros regalos de Navidad por ahora.
Son demasiado hermosos para usarlos en este momento"
Un viejo cuento, el vende su reloj y ella su cabello, probablemente lo hayan leido, visto o escuchado alguna vez o más de una.
Hay veces en que uno suele pensar mucho más de lo que deberia, le da vueltas a un asunto buscando mil posibilidades, mil soluciones o mil dificultades de porqué podría o no funcionar dicho asunto.
Las cosas que pasan en la cabeza, hay que tener por certeza, que nunca pasan en la realidad, las situaciones humanas son más complejas y brillante que cualquier posible teoria que tengamos pensadas, repensadas (y re pasadas) en la película que grabamos en la cabeza.
Es como responderse solo después de una discusion, las palabras justas siempre las tienes, pero ya no son necesarias.
Hay veces en que uno solo tiene que dejar que las cosas pasen y no darle tantas vueltas al asunto.
Quitarse la coraza, el temor, los recuerdos y aunque no es nada de fácil, la sola idea de crear nuevos recuerdos ya es seductora, de sentirse querido, acompañado, se entregarse completo sin tapujos o importancias demasiado rebuscadas, dejando de pensar que al final las cosas pueden terminar mal y uno termine pasándola mal o aun más mal que la vez anterior.
La buena noticia es que todas las relaciones que terminan, no terminan de buena forma.
Todas.
Lo que a uno lo mueve es que todo el tiempo que se pase, todo el tiempo nuevo al final valga la pena y sin duda, lo vale.
Dejar de pensar, dejar de aferrarse a viejas cosas, sentimientos, que por viejos y repasados ya están amarillos, ajados, atemporales.
Comencé escribiendo acerca del cuento aquel de O`Henry y sus personajes que, aun cuando se despojaron de todo lo que creían tenia valor para si y para el otro, pasando del terror a la inseguridad, terminaron riendo y cocinando la cena de navidad.
la cena está servida, simplemente hay que disfrutar.
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