martes, mayo 29, 2007

La espiral (Parte 5)

Sueños de arena

Tal era su historia y la reina le dijo:

“¿Te dijo el viejo monje para que servia la arena de estrellas?” –No, solo dijo que a su debido tiempo lo sabría.
“Es la arena que sacas de tus ojos por las mañanas” – Dijo la bella reina con una sonrisa complaciente y hermosa, comprensiva y eterna. “Es la arena del dios de los sueños, quien te la sopla a los ojos y te hace soñar”, “llevas en esa bolsa mil sueños por soñar”

-“Mil sueños por soñar”, repitió el joven. “no es algo que a mi me corresponda, pues mi mejor sueño se está cumpliendo al casarme con usted” – Le dijo a la reina “Sin embargo se lo ofrezco como regalo para que sueñes los sueños mas hermosos que puedas soñar

-“No es algo que a mi me corresponda soñar”, se dijo la reina. “No necesito mil sueños, sin embargo deben de ser hermosos quizás con genios de lámparas, quizás con alfombras voladoras o ciudades perdidas en medio del desierto
No quisiéramos desperdiciarlos, lo esconderemos esta noche en algún lugar del mundo, de este o de los otros y quien sea digno de encontrarlos será, digno también de soñar los mil sueños en una noche
Al amanecer los dos reyes salieron en búsqueda de un lugar para guardar la bolsa con arena de sueños y al encontrarlo sellaron el lugar y su noche de bodas la pasaron en ahí mismo bajo un cielo enmarcado por una luna que los bautizó en plata.

Cuentan los ₣rærlianos que ese ha sido el reinado mas fructífero en toda la historia de ₣rærlie.”


Finalizó el tipo de voz grave al otro lado del pasillo.

- No deja de ser una peculiar mitología, le escuché decir al otro tipo que tenía una voz más bien calida con un acento pomposo…

(Continuará...)

sábado, mayo 19, 2007

La Espiral (Parte 4)

Arena de estrellas


Y entonces la estrella le dijo:

No conoces la real belleza de las cosas” dijo la estrella, “yo no soy mas bella de lo que tu eres para mi, y mi mundo debe de serte tan bello como lo es el tuyo para mi

– “Ciertamente”, asintió el monje, “pero tu haz debido venir hasta acá y desintegrarte de a poco, de volverte arena y conocer lo que tu denominas belleza y que para mi no es más que desierto

Y la estrella de la que ya no quedaba sino un destello en medio de la noche le sonrió y le envió un beso de despedida “tú también serás arena de algun desierto” le dijo al desaparecer.

El monje recordó que llevaba el pequeño saco colgado a la cintura y como su misión ya estaba cumplida se encaminó rumbo a su hogar.

Pero ya habían pasado mas de cien años, porque el tiempo transcurre caprichosamente cuando se cambia el rumbo de las acciones y el monasterio que antes era su casa no era más que una ruina perdida entre enredaderas de árboles y los animales que antes eran sus amigos habían dejado nietos que no lo conocían y lo miraban con recelo.

Emprendió entonces un nuevo viaje hacia ninguna parte, siempre a favor del viento y ese día entonces el viento soplaba hacia el norte, en donde después de caminar mucho tiempo lo llevo a un camino sin nombre y sentía que su ciclo ya estaba llegando a su fin, cuando vio cabalgar a un joven muchacho mitad hombre, mitad elfo, mitad dios y este lo invitó a refrescar su cuerpo y ceder sus pertenencias.

Luego de la conversación en la taberna el muchacho le dio las gracias y el monje y el muchacho tomaron rumbos distintos.

El muchacho cabalgó un par de días y en medio del otoño y las hojas amarillas y naranjas que caían de los árboles se encontró con el portal que debía de cruzar hasta llegar a “rærlie.

Supo entonces de una fiesta y supo de una competencia y al ganarla viose casado con la reina del lugar.

Tal era su historia y la reina le dijo:

(Continua…)

domingo, mayo 13, 2007

La Espiral (Parte 3)

El viaje del monje
(Antes de Continuar, lea La Espiral Parte 2)

Le narró:

"Yo era un joven monje de un monasterio en tierras donde los animales aun hablaban y tenían tantos poderes como el mejor de los magos de hoy.

El monasterio sufrió un ataque por parte de los guardianes del reino que andaban en búsqueda de algo que robar.

Los animales crearon imágenes de reptiles gigantes y fantasmas que comían carne humana, lo que ahuyentó a los guardianes, no sin antes matar a una pequeña ardilla blanca.

El monje tomó a la ardilla entre sus manos y antes de que ella diera su último pruebo al aire del lugar le contó el secreto de las estrellas y que su añoranza de ser parte del mundo las hacia caer y desintegrarse formando desiertos de arena de estrellas.

La ardilla murió en la manos del monje y el cumpliéndole la promesa a la ardilla de conseguir arena del campo de las estrellas fue en su búsqueda.

En el camino reconoció a un loco que con sus ropas metidas en un trapo amarrado al final de un palo, le indicó el camino.

Se encontró con un viejo encorvado de cejas largas y barba blanca que de un bastonazo lo reprendió por alejarse de su monasterio

Vio pasar a un tipo alto, pálido y muy delgado que en la cuenca de un ojo tenia un destello de estrella, lo saludo cortésmente y siguió su camino pensando en que iba por buena senda.

Cansado se durmió y soñó con un cuervo que lo miraba desde las alturas de un precipicio, el cuervo lo miraba y le grazno tres veces, que como todo el mundo sabe, en un sueño fueron palabras directas y certeras que hizo que el monje se pusiera a llorar.

Cuando despertó, el monje, llevaba los ojos en lagrimados, pero no recordaba ya el sueño. “solo fue un pequeño sueño”, se dijo.

Camino por bosques interminables y por senderos tan vacíos que de tanto en tanto se encontraba con árboles que le contaban historias de piratas y tesoros enterrados.

Llego al desierto de estrellas y en un pequeño saco puso un puñado de arena muy lentamente y arrodillado ente la inmensidad sintió su deuda pagada a la ardilla y vio caer una estrella no muy lejos de donde el estaba.

Salió a su encuentro y notó como la estrella saltaba y jugaba en el desierto trepando de cuando en vez los obstáculos que aparecían en su camino, la risa de la estrella inundaba toda la arena del lugar y de pronto se detuvo y dijo “Se que estas ahí y aunque no se tu nombre llevas un poco de nosotras contigo, lo que te hace ser bienvenido”

El monje salió del lugar donde estaba oculto y se presentó humildemente como un pequeño observador de la belleza, sin embargo nunca había visto en esta tierra belleza igual a la de la estrella que bailaba frente a el.


Y entonces la estrella le dijo:

(Continua…)

sábado, mayo 05, 2007

La Espiral (Parte 2)

El amante de la reina

(Antes de continuar, lea "La Espiral , Parte I")
Y el tipo leyó…

En un pueblo mas allá de los albores de los tiempos humanos, convivían todo tipo de gente y entiéndase gente en su mas amplio sentido, bailando una fiesta de celebración a una reina que buscaba a su amante entre la muchedumbre

La reina buscaba a un amante no real que cansada de la banalidad de sus pretendientes hizo un concurso para hallar uno de entre los distintos reinos.
Después de pruebas de ingenio en donde los hombres probarían su inteligencia y resistencia pasó solo un hombre la prueba, mitad hombre, mitad elfo y una tercera mitad dios (cuenta el mito).

Esa misma noche se celebra la boda, puesto que tanto el joven hombre como la reina se habían enamorado al momento de verse o mejor dicho aun, de reconocerse de algún lugar mucho más lejano a nuestra comprensión.
El joven comienza a contarle, entonces, la historia de los sucesos que lo llevaron a llegar hasta la fiesta de dicho día.
El joven cuenta que en medio de un camino sin nombre un hombre de mediana edad, le hizo entrega de una bolsa y le bendijo con la sabiduría que solo los hombres que han vivido mas de cien años pueden hacerlo, “Sabrás utilizarla en el momento adecuado, Conocerás su contenido si me das algo de beber, llevo mucho tiempo caminando y mi garganta esta muy seca, me vendría bien un poco de bebida y algo de compañía

El joven mitad hombre, mitad elfo, mitad dios lo subió a su caballo y en la primera posada que encontraron se sentaron a beber, el viejo tomo su jarra con tranquilidad y llevo el líquido a su garganta con suave elegancia y le narró:


(Continua…)