Una vez cada quince días la buena suerte se les aparecía delante de sus ojos, las miraba, las escuchaba, las olía, las deseaba, las besaba y ellas se sentían reinas únicas en la galaxia, pero no se daban cuenta cuando dejaban ir a la buena suerte que de tanto pasearse por delante se cansaba y se iba.
La buena suerte no era esquiva ni intentaba mucho mas de lo que ofrecía, pero ellas jamás comprendieron eso y cuando ya la perdían no sabían como recuperarla e insistían e insistían, pero la buena suerte por muy tentada que a veces se sintiera no volvía.
Y cada quince días se enfrentaba a una de ellas, una nueva que no conocía y repetía el rito, hasta sentirse encontrada, y ella haciendo lo mismo que todas las otras dejaba que la buena suerte se cansara y se fuera.
7 comentarios:
Puta que habís escrito caleta gallo...
y yo sin visitarte.
Me lo leí toíto y veo que sigues fiel a tu no estilo de la existencia misma, fiel a la sabiduría del gran Papelucho, fiel a los gatos, fiel a los comics, fiel a tu corazón de cuneju...Eso es lo importante.
(El castor perezoso...you know)
¿bastaran quince días?
Ruego la receta
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La marmota
Tal vez el tiempo excacto, ni un día más ni uno menos. Abrazos.
wena kompare
te mando saludos
hace tiempo ke no posteaba tu blog
chau!
iba a leer el post pero me quedé penando en que te echo de menos
conflicto de punto suspensivo, será
la suerte, pasa a igual que la mala, porque cada quince dias le toca una a la otra...
ni siquiera sabemos cual es la mejor,,,
saludos
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