domingo, octubre 15, 2006

Defunción

Por esos años mi hermana firmaba con su alter ego Socorro Funes, Socorro por el sonido de ayuda que producía y Funes por el memorioso.
Mi viejo viajaba siempre y siempre se la llevaba a todos lados, mi viejo en ese tiempo era comerciante de países ya que, aunque amaba el suyo, el estar detenido en un centro militar en el año 73 le marcó el alma y se la trizó cuando vio a un chico de unos 20 años queriendo cortarse la garganta con un espejo.

Tranquilo hombre - le dijo mi viejo (o “la vieja”, según los tipos del partido) y le dio la mitad de un "mejoral" - el único que tenia - hasta que al muchacho se lo llevaron unos guardias de civil.
Mi viejo salía a buscar su mercadería a otros países y traía la novedad a Chile, trajo zapatillas con luces y un montón de otras porquerías que se perdieron en sus trenes, carreteras sudorosas y malos negocios. Solía llevarse a mi hermana Chica y mi viejo se encontró al muchacho (ya no tanto) caminando por la calle del loro.

- Chucha, pensé que estabai muerto - le dijo mi viejo cuando le reconoció.
- Mierda!!! - le dijo vacilante y sorprendido detrás de sus gafas redondas y viejas.

Mi hermana fue presentada y par de tintos más noche ya eran conocidos de toda la vida y mi hermana su hija casi adoptada, adoptiva.

"Nos subimos al impala que mi viejo tenia allá y lo dejamos en su casa, nos despedimos como si nos fuéramos a ver mañana, pero eso no pasó hasta varios años después, cuando dictó el taller en la feria del libro",
me contó mi hermana años más tarde.

Desde ese encuentro mi hermana se reencanto con las letras y el la llamaba Auxilio, en vez de Socorro, se cartearon y luego se mailiaron, eran amigos si es que alguno alguna vez manejo esa palabra para referirse al otro.
Discutían poesía, Borges, Fresan, Vila-Matas y un montón de nombres que yo no me aprendí ni me intereso aprendérmelos.
Recuerdo haber visto postales de navidad en mi casa con su firma hasta mucho después de que mis viejos se separaron y el se fue de la casa. Las postales iban dirigidas a Auxilio y mi hermana sonreía y se enfadaba cada vez que las veía, “somos quienes caminan hacia atrás, mirando un punto fijo, pero alejándonos de el” –Decía la ultima que le envió.

Mi hermana nunca habló de ello, de él, ni de la amistad que tenían y sufrió más que nadie cuando murió.
"No quiero más estas cosas"- dijo y las quemó en una pequeña hoguera en el patio de mi casa "me vale mi cabeza y un puto hígado que me molesta", las fotos ardían en el fuego levantando un pequeño humo azul que daba una espiral hacia el sur, mientras, mí hermana leía.
Yo la miraba desde lejos dejándola sola en su luto, en su ardorosa procesión mortuoria.

"Se fue"
me dijo, cuando a las tres de la mañana el ultimo papel se dejo de quemar,siempre lo dijo y así lo quiso, se fue... no quería estar en un cementerio olvidado debajo de un párpado muerto o nonato... prefería una muerte vikinga" y tuve la impresión de que con esas palabras recordaba algo que no atiné a descifrar en aquel momento.

Puta que las cagamos, hermano, puta que las cagamos- me dijo.
La única webada que podíamos hacer por el no la hicimos… ¿porqué…?...

Pero lo dijo bajito, sin gritar, tan bajito que ni ella se oyó, pero no le quedaron fuerzas para repetir la pregunta, así que volvió a mirarme, pero ya no se que estaba viendo.

8 comentarios:

hetsah dijo...

la pira
la conocí en alguna película (de esas indignas) y la imité
quemaba cosas cuya existencia no quería soportar más

luego me dí cuenta que al pasar un tiempo, extrañaba esas cosas

acompañan la memoria

Claudia Castora dijo...

Ja,ja,ja,ja...eres el tipo más infiel a sus principios que he conocido. Pero igual notable redacción ahora incursionando en los fanales visceralistas.
Y como dijo el gran profeta cuyo nombre ahora no recuerdo:
El que sabe, sabe no?
Bien por la estirpe.

Grandes besos de Castores jugosos

fgiucich dijo...

Un relato casi mágico, que me hizo saltar varios fusibles perdidos en aquellas épocas y me dejó un sabor melancólico en el alma. Abrazos.

pajarito dijo...

"Se reían de él - lo molestaban - era el tonto del pueblo. En el restaurant le ponían un billete arrugado y bien viejo, de diez mil pesos. (Lo guardaban siempre para hecerle todos los días la mismam broma) Y le ponían un estirado y nuevo billete de mil pesos, y se lo daban a elegir. El tontito, SIEMPRE elegía el más bonito, o sea el de mil pesos. Y los parroquianos se reían de él. ¿Cómo podía ser tan tonto? Y así sucesivamente todos los días la misma broma y las largas risotadas. A veces para entretenerse, se hacían apuestas entre ellos, - Hoy elige el de a Diez - ¿Alguien quiere apostar? Algunos se atrevían y lo hacían. Perdían. Indefectiblemente el tonto elegía el más nuevo.
Un día lo esperé afuera del bar y le pregunte si acaso no sabía el valor de los billetes.
Lo sé - me dijo - Y entoneces -le increpé - ¿Por qué no eliges el de más valor?
Porque el de mil pesos lo tengo TODOS LOS DIAS, y nunca me lo van a quitar, en cambio si escojo el de a Diez, lo voy a tener por esa única ocasión y adiós a la apuesta y voy a perder mi plata de todos los días. Déjame que me sigan mirando así, de esa manera son felices ellos y yo también.-"

Ponle título a esta moraleja. Éste es mi aporte, carepalito.-

Luis Herrera dijo...

-Caminando de espaldas.
-Cómo caminando de espaldas??-Mirando un punto, pero alejándonos de él, en línea recta hacia lo desconocido.

Bien amigo. ¡Arriba Parker!

PD: te devuelvo la mano: poco original tb.

Pablo Derrivá Luzeros dijo...

a petición de puta asesina estoy por estos lares,y...me parece que este relato o cuento, lo he leído como mil veces, así como escucharlo.
eso sí, dele no más.

Colomba dijo...

Para no ser un lector adicto a Fresan y todos esos que tu hermana Auxilio, Socorro si.... digamos que escribes bastante bien y entrete y y y y sigo leyendote porque esta muy bueno.

Tontograve dijo...

Viendo la foto