Babosa

y lo volviste a hacer.

Sabia que volverias a hacerlo, por eso vine con las cosas del trabajo.
La puerta la dejaste abierta y habia una botella vacia en la entrada.
Vino barato, jamas aprenderas.

Te veo como apareces desde dentro de la casa.
Caminaste borracho, como demonio en azufre, como quemandote con el viento que te pegaba en la cara y la baba que caia de tu boca semiabierta.
Trataste de afirmar tu cuerpo en la orilla del mueble, pero tus reflejos no te acompañaban y resfalaste dos, tres veces, estabas pudriendote ridiculamente y no podias hacer nada.
Reia por dentro, mirando como te parecias tanto a una babosa, un maldito caracol sin casa y sin saber donde caminar, ni como hacerlo.
Patetico.
Caminaste y no se como te lanzaste sobre mi, con el puño cerrado sobre mi cara, me tiraste el pelo y dejaste caer tu maldito cuerpo sobre mi.
Maldito borracho.
Tu olor agrio y el vomito que llevabas en la ropa molestaba mucho más que los golpes en mi cara.

¿Te hace sentir más hombre el golpear a una mujer?

Lo volviste a hacer, pero esta vez no dolia como otras veces, como tantas otras veces.
Habia un gusto de satisfaccion en mi.
El agrado que te causa conocer ciertos pasos, el sabor de conocer el futuro...

Te hice rodar por la fuerza de mis uñas en tus ojos.
Enterré las uñas hasta sentir mis dedos dentro de tu rostro, viendo salir tus ojos como gelatina blanca y biscoza...
Sangraste manchando el piso, tu cara, el vomito de tu ropa.
Desesperado botabas muebles, tropezabas, te cubrias los ojos, llorabas sangre, como una sacra estatua de virgen milagrosa...

"No veo", me decias, "ayudame, mi amor..."

Claro que te ayudaré amor, ¿porque crees que hoy traje la pistola del trabajo?

Dos disparos y se que ya no lo volveras a hacer.
Nunca más.