Tal era su historia y la reina le dijo:
“¿Te dijo el viejo monje para que servia la arena de estrellas?” –No, solo dijo que a su debido tiempo lo sabría.
“Es la arena que sacas de tus ojos por las mañanas” – Dijo la bella reina con una sonrisa complaciente y hermosa, comprensiva y eterna. “Es la arena del dios de los sueños, quien te la sopla a los ojos y te hace soñar”, “llevas en esa bolsa mil sueños por soñar”
-“Mil sueños por soñar”, repitió el joven. “no es algo que a mi me corresponda, pues mi mejor sueño se está cumpliendo al casarme con usted” – Le dijo a la reina “Sin embargo se lo ofrezco como regalo para que sueñes los sueños mas hermosos que puedas soñar”
-“No es algo que a mi me corresponda soñar”, se dijo la reina. “No necesito mil sueños, sin embargo deben de ser hermosos quizás con genios de lámparas, quizás con alfombras voladoras o ciudades perdidas en medio del desierto”
“No quisiéramos desperdiciarlos, lo esconderemos esta noche en algún lugar del mundo, de este o de los otros y quien sea digno de encontrarlos será, digno también de soñar los mil sueños en una noche”
Al amanecer los dos reyes salieron en búsqueda de un lugar para guardar la bolsa con arena de sueños y al encontrarlo sellaron el lugar y su noche de bodas la pasaron en ahí mismo bajo un cielo enmarcado por una luna que los bautizó en plata.
Cuentan los ₣rærlianos que ese ha sido el reinado mas fructífero en toda la historia de ₣rærlie.”
Finalizó el tipo de voz grave al otro lado del pasillo.
- No deja de ser una peculiar mitología, le escuché decir al otro tipo que tenía una voz más bien calida con un acento pomposo…
(Continuará...)