Casi no importaba donde, ya habian cambiado la hora y las luces comenzaban a encenderse.
La calle casi casi vacia, como los domingos de otoño.
Como esta tarde que era otro domingo de otoño con arboles y viento y sol y uno que otro perro corrieno y ladrando.
Los Domingos son dias calidos, dijiste una vez, solo que no te das cuenta porque mantienes la cabeza pensando en otras cosas.
Hay veces en que es mejor mirar los perros ladrar.
Hay veces en que es mejor salir a pisar hojas secas.
Esa vez guarde silencio (si mi memoria no me falla) y te abrace y te tome de la mano.
Me mantuve pisando hojas vi tus piernas cada vez mas largas (saben que no puedo volver atras), intente seguirte el paso, pero ya ibas tan adelante que solo veia tu sombra a tras luz y te veias ahi, tan grande tan fuerte.
Tus manos gigantes, las miles historias que sabias, los chistes, "el caballero negro con su armadura negra y su carreta negra curzando la calle negra..", tantos caminos y de tantos colores y el caballero siempre fue uno solo.
El gran caballero.
Historias tenias por montones, tuyas, inventadas, de los abuelos, de las tias, de los gatos de la casa y de las jirafas del zoologico.
Mantenias la imagen de vida encantada, de magia sonriente, expectante en cada cosa que se movia, que intuias.
Mantenerse encantado es un gran trabajo y mantener en magia a los que vienen por ti mas aun.
Los faroles ya empezaron a encenderse y en un paradero de cualquier esquina se formo un pequeño tornado, de esos chiquitos que solo elevan hojas.
- "Mira, los remolinos de viento tambien han salido a pisar hojas secas el dia de hoy".
